jueves. 18.04.2024

¿Nos despedimos de la globalización?

El coronavirus no da tregua a la economía y se empiezan a orquestar nuevas estrategias geopolíticas que están cambiando nuestro modelo de vida y de consumo. 

Ilustración realizada por Ana Jiménez Rey.
Ilustración realizada por Ana Jiménez Rey.

Tras unos meses de verano en los que hemos vivido más relajados dándole una tregua al coronavirus (o al menos eso creíamos) nos volvemos a despertar de nuestro ensimismamiento con un octubre en el que la situación a nivel mundial es cada vez más preocupante. Con nuevas restricciones a nivel europeo y en el caso español con el estado de emergencia, además de contar con uno de los mayores números de casos acumulados de toda Europa (hasta 1.098.320 según datos del European Centre for Disease Prevention and Control) solo superado por Francia, el desfavorable pronóstico tiene a todos los expertos teorizando sobre el desarrollo del panorama internacional. Aunque si hay algo en lo que todos coinciden es que el mundo será diferente a como lo conocíamos.

 

 

*La evolución de la pandemia de las semanas 40 a 41. Gráfico: Ana Jiménez Rey/ Genial.ly.

 

¿Un punto de inflexión en la historia?

La idea de que la vida tal y como la conocemos va a cambiar inevitablemente parece haber impregnado el discurso de numerosos intelectuales a raíz de que se confirmara la situación de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud. Una de las voces que manifestó esta idea desde el principio fue la del filósofo político John Gray.

Desde que comenzó la crisis sanitaria por COVID-19, Gray ha predicho muchos de los problemas que se han derivado de esta situación. Por un lado, pronosticó la acentuación de las divisiones geopolíticas lo cual ha fomentado una cada vez mayor fragmentación del mundo y, también, predijo cómo se iban a usar las vacunas como arma de lucha entre los países. Pero, sin duda alguna, la idea que ha captado mayor interés es su declaración del final de la globalización.

El teórico defiende que el fenómeno económico y social que hemos experimentado estas últimas décadas ha llegado a su fin con la aparición del nuevo reto que ha supuesto la batalla epidemiológica a la que nos enfrentamos. La economía ya no podrá sostenerse sobre las bases de un sistema basado en una producción a escala mundial, tremendamente interconectado y con largas cadenas de abastecimiento. Ahora, estamos ante una fase en la que toda esta conexión se ha dificultado en gran medida por la limitación de la movilidad y por divisiones geopolíticas más marcadas. Esta restricción de los desplazamientos ha producido como efecto secundario una sociedad más conectada en el ámbito virtual. Para Gray, podemos estar ante la aparición de una nueva sociedad más fragmentada, pero al mismo tiempo más resiliente.

Si algo, aparte de la moral ciudadana y el sistema sanitario, se ha visto desafiado con esta crisis sanitaria ha sido la economía. Hemos sido testigos de las diferentes formas de abordar este problema por parte de los Estados y la dicotomía entre acabar con el virus o perjudicar irremediablemente la economía. En un mundo tan poblado como el nuestro es poco probable la supervivencia de un sistema localista, sin embargo, como nos ofrece la visión de John Gray, será inevitable para muchos Estados el proteccionismo de cara a la recuperación de sus economías. Se plantean por tanto nuevos debates: ¿seguiremos apostando por un modelo de consumo como el hasta ahora seguido? o, ¿migraremos a otras propuestas como la tesis de la economía del Estado estacionario de John Stuart Mill?

Diferentes actuaciones; diferentes resultados

Los cambios geopolíticos que se estaban generando se han propiciado de manera repentina por la pandemia: algunos siguiendo el curso esperado, aunque de manera acelerada y otros tomando un rumbo completamente distinto.

Podemos hablar de casos muy señalados como el de Irán, donde el alcance de las repercusiones es tal que, debido al descenso de los precios del petróleo, el propio régimen teocrático se encuentra contra las cuerdas. Arabia Saudí, -por su parte, no atraviesa tiempos mejores, también viéndose afectada su situación debido a la caída de los ingresos petrolíferos.

En contraposición ha sido objeto de estudio el caso del este asiático. Hemos sido testigos de casos de considerable “éxito” a la hora de combatir el virus: Singapur, Corea del Sur o Taiwán. Gray defiende la hipótesis de que esta buena gestión de la crisis puede deberse a las propias tradiciones culturales y la importancia que se le da dentro de estas sociedades a la colectividad frente al individualismo occidental, lo que podría prepararlas mejor para un proceso de desglobalización.

El caso de China también merece especial atención. Pese a que se atribuye el origen del virus a esta región, su economía está recuperándose (crecimiento de su PIB de un 4’9% con respecto a ese mismo período el año pasado) mientras que la del resto del mundo está siendo golpeada. China presenta uno de esos casos de eminente cambio geopolítico que tras la pandemia va a ver su figura reforzada o perjudicada en el ámbito internacional. Por el momento, esta situación ha favorecido que el régimen chino pueda implantar políticas más estrictas y el acercamiento en forma de ayuda económica y sanitaria a países que se han visto altamente afectados por la crisis. ¿Estamos siendo testigos de un cambio del rivalizado eje Estados Unidos-China en el orden mundial?

La Unión Europea

El titánico e inquebrantable proyecto europeo no está pasando por su mejor etapa. Después del impacto que causó la ruptura con el Reino Unido tras el Brexit, la Unión Europea sin tiempo para recuperarse se vuelve a enfrentar a otro golpe directo a sus cimientos. Esta vez esta nueva crisis ha revelado las debilidades que tiene esta asociación de países. Las disputas que han surgido a raíz de la respuesta europea a esta situación tan excepcional, han abierto un debate que ha dividido opiniones. Por un lado, existen todavía los defensores de esa solidaridad y cooperación europea, pero por otro lado han surgido cada vez más posiciones que hablan del fracaso europeo y de una posible desintegración futura si no se actúa eficazmente.

Como defiende Gray, es el papel estatal el que está ocupando el puesto protagonista en esta lucha. Ya dentro de la propia Unión Europea se puede ver que, a pesar de las medidas que se han tomado desde la organización, son los Estados nacionales los que están tomando las decisiones definitivas.

Estados Unidos

En Estados Unidos, Trump ha dedicado gran parte de su atención al reflote de la economía, más incluso que a la propia batalla contra la COVID-19, habiendo declarado en numerosas ocasiones su escepticismo por la existencia del propio virus. A las puertas de las próximas elecciones, unas de las más controvertidas de toda la historia estadounidense, y con la victoria o no de Trump, la posición de Estados Unidos como potencia mundial ha cambiado y ha tomado un nuevo rumbo de cuyo desenlace seremos testigos en los tiempos venideros.

*Incidencia de casos acumulativos en España, China, Estados Unidos, Irán y Corea del Sur. Gráfica personalizada con datos proporcionados por el ECDC.

*Incidencia de casos acumulativos en España, China, Estados Unidos, Irán y Corea del Sur. Gráfica personalizada con datos proporcionados por el ECDC. Ana Jiménez Rey.

Pronóstico del Banco Mundial

David Malpass, el actual presidente del Banco Mundial revela su pronóstico -nada alentador- sobre el futuro de la economía internacional. Esta situación que estamos viviendo de incertidumbre la califica de depresión económica, sin embargo, lo que desalienta de su tesis es que, por el momento, su duración es indefinida. Malpass opina que las economías más ricas conseguirán salir a flote una vez que esta crisis sanitaria haya pasado. Lo preocupante será la situación de los países emergentes que acumulaban per se grandes cantidades de deuda. Según los datos que recoge el Banco Mundial, se prevé un aumento considerable de los casos de extrema pobreza en el mundo. Alrededor de 150 millones de personas se añadirán al número de las que ya se encontraban bajo el umbral de extrema pobreza, haciendo que retrocedamos los pasos de los avances que se venían consiguiendo en las últimas décadas.

A pesar del pronóstico que hace David Malpass, incluso las economías más avanzadas siguen acumulando datos que refuerzan la idea de un pronóstico negativo (excepto casos excepcionales como el de China). A la mala situación financiera de los países emergentes se le añade también la falta de apoyo por parte de las economías más avanzadas lo que va a provocar que esta situación de inestabilidad económica dure en estos países muchos años.

Los propios expertos no se ponen de acuerdo; surgen tesis complementarias y opuestas constantemente y estamos en una situación de incertidumbre que está dejando paso a la formulación de nuevos paradigmas. Lo que sí se puede esclarecer es la certeza de que nuestra sociedad va a cambiar inevitablemente y la importancia de formar una ciudadanía crítica, informada y resiliente, preparada para hacer frente al nuevo orden mundial que se está gestando.