sábado. 27.04.2024

Ahora más que nunca, el sometimiento a tratamientos estéticos es un pensamiento que ronda la mente de personas de todas las edades, pero especialmente de los más jóvenes. Así, según un estudio de Top Doctors, uno de cada tres menores de 30 años se sometería a tratamientos que mejorasen su aspecto físico y evitasen los signos de la edad. La base del auge de esta demanda se encuentra en gran parte en la eclosión de las redes sociales y en el uso de sus filtros fotográficos para “mejorar” el aspecto físico de los usuarios; una mejora que en la mayoría de los casos está lejos de la realidad.

Como todo aquello que es trending topic, los bulos que han surgido en torno a la medicina estética evocan una imagen muy distorsionada de lo que realmente es este ámbito de la salud. Según la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), la medicina estética es una integración de medicina social, preventiva, curativa y de rehabilitación para la comunidad, que favorece a la construcción y reconstrucción de equilibrio físico y mental. Sus fines son la restauración, el mantenimiento, y la promoción de la estética, la belleza y la salud a través del uso de prácticas médicas y de pequeño intervencionismo.

La SEME, consciente de los peligros que conlleva la avenida desinformación, ofrece un decálogo de criterios que deben seguir los pacientes para acercarse a la medicina estética de forma eficaz y segura.

La doctora Carolina Otero Lucía, licenciada en Medicina por la Universidad de Cádiz y con un máster en Medicina Estética, lleva trabajando en el sector de la medicina estética cuatro años, y asegura que son muchos los pacientes a los que les surgen dudas debido a información dudosa que reciben en las plataformas digitales.

Su experiencia y formación en este campo le permiten desmontar los mitos que hacen en muchos casos a la medicina estética parecer una práctica poco fiable, peligrosa o ineficaz. A continuación, desmentiremos, con la ayuda de la doctora Carolina, las creencias más extendidos de la medicina estética.

 

Doctora Carolina Otero

Doctora Carolina Otero en Chloe, clínica de estética avanzada, en Montequinto (Dos Hermanas). Imagen: Marta Jiménez Córdoba.

 

MITOS

  • “Las sustancias de relleno inflaman el rostro excesivamente y la persona se ve irreconocible”.

Falso. La doctora Carolina afirma que la eficacia de las sustancias de relleno, como el ácido hialurónico, depende en gran medida de la calidad de las marcas del producto utilizado. Por ejemplo, ella emplea una marca de ácido que está enfocado en distintas zonas: para el pómulo, el tipo de producto que se utiliza es más denso para hacer restructuración y tensar el tejido. Por otro lado, para una zona peribucal se emplea un producto más elástico que tiene menor reticulación para integrarse con la mítica. La función del ácido ahora no es la que tenía hace unos años; no se rellena “por rellenar”, sino que se focaliza según la zona a tratar para lograr la mayor naturalidad posible.

A raíz de este mito, la doctora habla de otro que también está muy extendido:

  • “El bótox paraliza la cara y te hace inexpresiva”.

Por supuesto, al igual que la anterior, esta afirmación resulta totalmente falsa. La toxina botulínica, comúnmente conocida como bótox, propicia una relajación de contracción muscular que dura aproximadamente 4 meses, y reduce las arrugas de expresión. Lo que sucede realmente es que la expresión continúa estando presente, pero las arrugas que antes solían salir lo hacen en menor medida.

 

 

  • “Una vez desaparece el efecto de las terapias de medicina estética, las arrugas tienen un aspecto más pronunciado”.

Falso. Es un mito que resulta totalmente incierto; Carolina argumenta que los propios seguimientos de pacientes pueden demostrar la falsedad de esta información. Aunque se suela decir que el ácido hialurónico es totalmente soluble, no lo es al 100%. Una vez desparece su efecto, permanecen algunos restos de los ácidos lácteos que aporta a nuestra piel, aumentando la producción de colágeno y lactina. Del mismo modo, con el bótox, al controlar la musculatura durante 4 meses, se ralentiza el envejecimiento y se hidrata la piel.

Por lo tanto, cuando desaparece el efecto de la mayoría de las terapias de medicina estética, nuestra piel estará mucho más hidratada y con un mejor aspecto que antes de realizarnos el tratamiento.

  • "A partir de los 50 años, todas las soluciones son quirúrgicas".

Falso. En primer lugar, es importante tener en cuenta que, como menciona la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), la Medicina Estética nunca utiliza técnicas de cirugía mayor ni que requieran anestesia general como sucede con el caso de la Cirugía Estética, en la que las actuaciones sí que implican un ingreso hospitalario.

La organización también establece que una de las consultas más habituales en la medicina estética es el tratamiento y prevención de los efectos del envejecimiento propio de la piel. Este campo se trata con gran variedad de tecnologías y medios cosméticos en los que se combinan todos estos efectos, consiguiendo una mejora en la apariencia de la piel y en su luminosidad.

Del mismo modo, la doctora Carolina constata que pese a predominar una edad más joven en el perfil de clientes que acuden a realizarse tratamientos estéticos, también hay un porcentaje considerable de pacientes de edad superior a 50 años que buscan prevenir el envejecimiento y obtienen resultados sorprendentes. Es cierto que los resultados que puede aportar la medicina estética en comparación con la cirugía estética no son los mismos; sin embargo, Carolina considera que optar por una opción u otra puede ser cuestión de gusto personal.

Desde su perspectiva, los resultados de una operación, en las que realmente se corta exceso de piel, están más lejos de ser naturales. Por otro lado, la medicina estética, al reposicionar la piel a través de rellenos, crea un resultado menos dramático, y mucho más natural y acorde a la edad del paciente.

 

 

  • "El relleno de ojeras provoca bolsas para siempre".

Falso. La doctora nos habla de Redensity 2, un ácido hialurónico específico para ojeras que no tiene reticulación y evita el efecto bolsas. Si no se utiliza un producto de este calibre, que no capte demasiada agua y se quede en el plano que debe estar, es muy probable que el resultado no sea el esperado. Por tanto, la clave para evitar bolsas en los rellenos de ojeras está en aplicar el producto adecuado, con las cantidades precisas, y en el plano que tiene que estar (un plano profundo) para conseguir resultados muy naturales, sin dejar rastro de bolsas.

 

 

  • "La celulitis no se elimina".

Incierto (pero más falsa que cierta). En este caso, gracias a los últimos avances de la medicina estética, la afirmación de que la celulitis no se elimina es cada vez menos cierta. Sin duda, la celulitis puede mejorar con aparatología si se combina con una dieta saludable, ejercicio y mesoterapia; una técnica médico-estética que consiste en la infiltración intradérmica de una mezcla de medicamentos, extractos vegetales y vitaminas diseñadas para acabar con el envejecimiento de la piel o para tratar problemas como la grasa acumulada o celulitis.

Carolina también habla de la crioterapia, un tratamiento que mata al lipocito (donde se acumula la grasa) por congelación, y permite reducir bastante la celulitis. Esta técnica supone un gran avance respecto a la mesoterapia y la aparatología normal que, combinadas, no matan al lipocito, sino que intentan drenarlo y disminuirlo al máximo.

También existen las liposucciones, tratamientos en los que se destruyen los lipocitos. Hoy existen aparatologías de liposucciones, como el lipoláser, que se enfocan en eliminar la grasa por calor, vibración o ultrasonido, y a través de retracción. Esta metodología sí que elimina los lipocitos al 100% para siempre.

Estos son solo algunos de los mitos de entre los muchos que circulan diariamente por Internet. La medicina estética es una rama de la salud que solo acaba de empezar; en unos años se espera que haya avanzado de una manera que no lo ha hecho nunca antes. Como sociedad, y como posibles futuros pacientes de este tipo de medicina, debemos estar más, y mejor, informados ante un futuro que plantea nuevos riesgos que surgen de la desinformación.